La guerrilla de la memoria es una película corta, concisa y clara que cumple ampliamente con los objetivos que se plantea: rescatar de la memoria a aquellas personas que lucharon durante años por la libertad, dándoles la oportunidad de contar lo que vivieron, de recuperar su propia memoria y de dejarla grabada para que cualquiera que se interese pueda conocerla. El film está muy bien realizado y deja rienda suelta a sus protagonistas para que, a la vez que retroceden en el tiempo, reflexionen sobre lo que ha ocurrido desde entonces. Sin embargo tiene un arranque demasiado precipitado, que camina a trompicones y hace difícil su seguimiento. Unas prisas que acaban pronto y son sustituidas por sosiego, de manera que el relato se convierte en una acumulación de testimonios con sentido, con sus necesarias pausas y una cierta belleza narrativa. A ello contribuyen sus protagonistas, esas mujeres y hombres que, a la vez que dan cuenta de su legendaria y heroica lucha, muestran su lado más humano y sus recuerdos más divertidos, haciendo gala de una sinceridad y un marcado sentido del humor que hacen más llevadera la historia. Es una narración que va creciendo en intensidad, en la que los sentimientos van aflorando y las emociones se suceden sin parar hasta llegar a un final redondo, en tono homenajeador, que pone la rúbrica a un excelente documento que debía de hacerse hecho mucho antes, para rescatar del olvido a estas luchadoras y luchadores. Una notable necesidad que riñe con la calidad cinematográfica del film, que casi se podría calificar de mediocre y no está a la altura de lo que cuenta.
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