Este escrito surge de la indignación que nos causa ver que el movimiento “democracia real ya” se presenta como una verdadera revolución, cuando lo que realmente representa y defiende es la continuidad del sistema capitalista, parcheándolo con algunas reformas que no hacen más que otorgarle legitimidad. Las ideas reflejadas en el manifiesto de este movimiento son interpelaciones a los políticos, exigencias a un sistema que funciona perfectamente, a una democracia que permite una disidencia canalizada y controlable, mientras no se ponga en riesgo su perdurabilidad.
Nosotrxs NO suscribimos el petitorio del manifiesto, pues es un discurso vacío, ambiguo, y que desvalora la revolución real.
Nosotrxs NO nos reconocemos como ciudadanos, NO nos incluimos en el movimiento “democracia real ya” porque estamos en contra de todo poder, incluso el emanado del pueblo. Estamos en contra de la socialdemocracia, de la representabilidad, de ser siervos del sistema. NO queremos un mundo de consumo feliz, de fábricas y empresas explotadoras.
Exigimos respeto al uso de la palabra “antisistema”; aplicársela a los políticos y banqueros es una incoherencia, pues estos representan la esencia del sistema actual, lo reafirman y lo protegen. En un comunicado del M-15 se dice que la policía que agrede es antisistema; esto no es más que un lavado de cara del funcionamiento real de este sistema, que contempla el dominio de la violencia en manos de los cuerpos de seguridad. Nosotrxs nos sentimos orgullosxs de ser antisistema, pues caminamos hacia la destrucción de todo lo que nos oprime, queremos un cambio real en nuestras vidas.
Rechazamos la prepotencia con la que este movimiento se desmarca de las acciones violentas revolucionarias, promoviendo como “única herramienta posible de cambio social” las formas pacíficas. Entendemos que esta afirmación no reconoce históricas revoluciones como fueron las acciones violentas durante la revolución social en la II república y durante la guerra civil en este territorio. También desacredita las luchas de los diferentes comandos y grupos autónomos de los años 70, 80 y 90 (Movimiento Ibérico de Liberación, Acción Directa, y una largo etc.), así como las acciones de resistencia violenta de algunos movimientos obreros. Y por señalar otras luchas en otros lugares, que también incluyen la respuesta violenta, recordamos la revolución sandinista y la luchas de liberación nacional armada, como la del EZLN. Actualmente, la lucha insurreccional se extiende por todo el globo en forma de acciones autónomas y violentas contra las estructuras y símbolos del capital y de la autoridad.
El sistema no se reforma, se destruye. Nada de lo que queremos nos lo van a dar ni se lo vamos a pedir. No vamos a caer en exigencias hacia quienes no reconocemos, decidimos tomarlo por nosotrxs mismxs. Este sistema lo conforman los banqueros, los políticos, los trabajadores, los ciudadanos y sus derechos civiles. Desde el petitorio del manifiesto se demanda un buen funcionamiento de este sistema, que haga respetar los derechos sociales, que garantice progreso, trabajo, consumo y felicidad. Nosotrxs no queremos un sistema de bienestar que se perpetua en contra de la vida y la libertad. No queremos ser los sujetos pacíficos y pasivos que lo conforman. Estamos en contra de la lógica de trabajo-consumo. El trabajo asalariado es esclavitud, prostitución de de nuestro cuerpo y de nuestra mente y energía al servicio del capitalismo. Así se mantienen las estructuras sobre las que se sostiene el estado de dominación: la masa trabajadora-consumidora es cómplice y parte fundamental para el buen funcionamiento de este sistema.
Una lucha no se mide por la cantidad de masa que mueve y por sus niveles de espectacularidad, sino por su contenido, sus formas, su coherencia y su continuidad. La revolución está en el día a día, en nuestras vidas, en lo que somos.
Nos indigna vuestra indignación, que sólo responde en defensa de intereses egoístas y que pretende soluciones acomodadas y superfluas, que no busca una revolución profunda y radical (ir a la raíz de los problemas), sino la mejora de las condiciones de explotación dentro de este modelo de falso bienestar.
Por todo ello, reivindicamos y proponemos:
- No reconocimiento de ningún sistema de gobierno que decida por nosotrxs sobre nuestras vidas, ya sea neoliberal, demócrata, socialista, comunista, populista, fascista, dictatorial, socialdemócrata, etc.
- No legitimación de la autoridad, en ninguna de sus formas, instituciones o estructuras de poder: familia patriarcal, ejército, policía, gobiernos, médicos, hospitales, psiquiatras, psiquiátricos, escuelas, universidades, roles de genero, cárceles (incluyendo centro de menores, centros de internamiento de extranjeros, zoológicos, etc), empresas, religiones...
- Abolición del trabajo asalariado y toda forma de explotación.
- Fin de la sociedad-cárcel, demolición de las prisiones y libertad para todas las personas presas. Fin del sistema de control social, de videovigilancia, de policía y ciudadanos policía.
- Solidaridad con nuestrxs compañerxs de lucha, perseguidxs, prisionerxs o muertxs en manos de quienes representan este sistema de exterminio.
- Acabar con el sistema económico basado en el dinero y las relaciones humanas mercantilistas que se generan en torno a él.
- Destrucción del sistema tecnológico-industrial; regreso a una vida en equilibrio y respeto hacia la naturaleza y el resto de animales, lejos de la no-vida, la aglomeración y la artificialidad de las ciudades.
- Fin de los roles sexuales que inculca la sociedad, inversión del género. Somos seres más allá de nuestros genitales.
- Liberación animal y de la tierra. Fin del uso del resto de animales como objetos/producctos de alimentación, vestimenta, entretenimiento, compañía, experimentación... y del uso y abuso de la naturaleza como un recurso al servicio de unas irreales necesidades humanas devastadoras.
- Ruptura de la apatía generalizada y continuidad de las luchas individuales y colectivas comprometidas, sinceras y coherentes.
Fdo. Unxs cuantxs terroristas antisistema antisociales violentxs.
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