Hace un par de semanas “celebramos”  nuestro 3° aniversario, aunque más que un “celebrar” fue un conmemorar,  fue un decirle a la sociedad estamos vivos y seguiremos propagando las  ideas de libertad contra viento y marea.
Asimismo, son los tres años de  un espacio autónomo que nació como herramienta popular y poblacional,  pero que ha ido mutando, quizás alejándose de aquellas fórmulas, o mejor  dicho reformulándolas  a través de nuevas ideas y prácticas que nos  mueven como espacio. Éstas ideas y prácticas comienzan a profundizarse  desde la muerte de nuestro compañero Jonny Cariqueo  –nombre que lleva  nuestra Biblioteca Libertaria-, donde comprendimos la significancia de  cada acción contra el poder, y  del sistema normalizador de la vida.  Nuestro espacio se fue nutriendo de nuevos conocimientos, los talleres  que antes eran netamente para los vecinos fueron mutando en instancias  de crecimiento cualitativo para los integrantes del espacio e  individualidades más afines a nuestras prácticas. Fue un período donde  nuestra lucha tomó un rumbo desde el cual no había vuelta atrás.
El 22 de mayo muere Mauricio  Morales, tras su dolorosa partida comienza el show mediático, -o mejor  dicho se reactiva-, de parte de la policía y la prensa contra casas  okupadas, centros sociales y compañeros en una posición de  enfrentamiento contra el poder. Nuestro hogar no era ajeno a ello.
El 24 de junio es allanado por  primera vez nuestro espacio, el estado y el poder buscan a Diego Ríos,  pues se le encuentra pólvora negra. Actualmente nuestro compañero lleva  pasos libres, pero tras él pesan cargos como proveedor y partícipe  activo de alguna supuesta asociación ilícita terrorista. Desde su fuga,  la cual hemos saludado como acto de insumisión, nada ha sido fácil,  hemos pasado a estar notoriamente en el centro del huracán. La prensa,  la policía son los principales actores del hostigamiento a nuestra casa;   a quienes viven diariamente en ella, y también a los compañeros/as que  lo frecuentan; son los sostenedores de mentiras y cargos inexistentes.
Es en ese contexto, donde  interponemos un recurso de protección (con todas las contradicciones que  aquello significaba, y las cuales aún se mantienen vigentes) como  espacio, con el objetivo de poder resguardarnos de las calumnias que día  a día profería la prensa. La respuesta del poder judicial fue el  reconocimiento de su propia lógica: no teníamos derecho porque  declarábamos abiertamente estar contra su dominación, contra sus leyes,  contra su forma de entender y llevar la vida.
El 11 de diciembre, como “medida  de precaución” ante eventuales atentados en el proceso eleccionario  presidencial, son allanadas varias casas okupadas, centros sociales y  domicilios particulares. Nuestro hogar no es allanado, pero comprendemos  más que nunca hacía donde estaba dirigido el poder, no nos parecía algo  extraño, pero ahora se hacía más evidente. En ese momento solidarizamos  con los compañeros represaliados, teníamos y sentíamos el peso de no  claudicar frente al enemigo.
Cambia el gobierno, nada nuevo,  más de lo mismo, pero con ello también cambian las estrategias del  poder, se necesitaban resultados en el Caso Bombas a como dé lugar, no  había lugar para investigaciones eternas, con condenados en libertad  (como Cristián Cancino), y con escasos resultados.
Con el cambio del fiscal de la  investigación a manos de Peña se agudizan las prácticas de  hostigamientos que se venían anunciando al cumplirse un año de la muerte  de Mauricio Morales. La prensa nuevamente volvía a atacar diciendo  quizás profecías que todos escuchábamos, no con incredulidad sino con  alerta, pero ¿qué quedaba? ¿Mantenernos donde siempre habíamos estado,  nuestra casita, o cerrar las puertas de aquel espacio que estaba siendo  apuntado más que nunca por el poder?
Muchos compañeros dejaron de  frecuentar los espacios abiertos, quizás por temor, o quizás por  estrategia, no somos nadie para juzgar sus decisiones, pero el hecho es  que más de alguna vez nos planteamos qué pasaba con ellos. Decidimos  seguir porque comprendimos que nuestra vida debía ser más que nunca una  propaganda y, mantener las puertas abiertas era darle vida a esa idea y a  esa praxis, significara lo que significara. Resignificamos nuestras  acciones, llevamos nuestras ideas a nuestro entorno, a la población a  través de diversos medios: batucadas, murgas, boletines, etc., donde  intentamos despertar un poco esas mentes, sacar a la calle a la gente,  NUNCA rebajando nuestro discurso pero si clarificándolo para que no sólo  quedara en nuestras paredes, entre nosotros mismos. Sabíamos –y lo  continuamos pensando así- que hoy más que nunca, no podemos callar  nuestra voz contra toda forma de autoridad, y tampoco debemos estar solo  en esta lucha.
A las 6.30 de la mañana del 14  de agosto es allanado por 2º vez nuestro hogar. No venían a buscar a  ninguno de nosotros con una orden de detención en la mano, como sí  ocurrió con otros compañeros  esa fatídica mañana. Se llevaron lo de  siempre, aquello que siempre incautaban y que nunca más recuperaríamos,  sin embargo, algunas de aquellas cosas tras la formalización de 14  compañeros constituían pruebas importantes para acusarlos. Nuestras  ideas plasmadas de diversas maneras, son la principal prueba para acusar  a los detenidos del 14 de agosto, que actualmente se encuentran en  prisión.
La vorágine de los  acontecimientos nos hizo reflexionar sobre la continuidad y proyección  de nuestro espacio. ¿Seguir o cerrar, velar por nuestra integridad o  claudicar en la defensa de este espacio que tanto habíamos defendido?  Nunca fue fácil continuar con este proyecto, pero se hace más  dificultoso si nos señalan como un “centro de poder” (cuestión que se  aleja totalmente de nuestras ideas y prácticas, pues despreciamos el  poder), parte de la supuesta asociación ilícita terrorista, que tanto  desean eliminar. Eliminación que –lamentablemente- se concreta con el  desalojo del CSA y Biblioteca Sacco y Vanzetti y el cierre de la Casa  Okupada La Crota. Sabíamos que aquello venía, y que aquello no significa  la eliminación de las ideas que se intentaban llevar a la práctica en  estos espacios, pero su cierre nos duele en el corazón.
Mantendremos las puertas  abiertas de nuestra casa porque en otro lugar no estaríamos más  tranquilos, sabemos que si el poder y toda su estructura nos quiere  encontrar, enjaular y reprimir lo hará en cualquier lugar o momento.
Hemos decidido enfrentar con la  frente esta lucha, manteniendo nuestro espacio abierto y vivo,  propagando más que nunca nuestras ideas de libertad, nuestra práctica  insurreccional, generando relaciones sociales alejadas del capital y el  consumismo.  Quieren que neguemos las relaciones con nuestros  compañeros, hermanos, amigos, quieren que no realicemos actividades  difundiendo nuestras ideas porque todo aquello constituye prueba para  decir que existe una asociación ilícita. Pero seguiremos denunciando la  aplicación de la ley antiterrorista a los detenidos tras el Caso Bombas y  a los comuneros Mapuche en huelga de hambre.
Hemos decidido continuar  sabiendo las consecuencias de aquello, sabemos que pueden inventar  cualquier cosa, un montaje policial no nos parece nada nuevo, pero  también tenemos la convicción de que no estamos solos en esta lucha y  que en esta nueva etapa que parece más oscura que brillante, estamos con  todos aquellos que han entregado su vida por destruir la dominación, la  explotación, con quienes han decidido agudizar de tal manera su  practica antiautoritaria que no han encontrado vuelta atrás, con los que  caminan a paso libre, con nuestros hermanos encarcelados, estamos con  cada acto de insumisión cotidiana, y con todo gesto que propague  rebeldía contra la autoridad.
Propagando ideas de libertad
No cesaremos en la lucha
Tres años del Centro Social Autónomo y Biblioteca Libertaria Jonny Cariqueo.
No cesaremos en la lucha
Tres años del Centro Social Autónomo y Biblioteca Libertaria Jonny Cariqueo.

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